Colaborar con la Fundación Darüşşafaka junto a otras fans de distintos países me dio la oportunidad de vivir la increíble experiencia de conocer al afamado actor turco Engin Akyürek.
Viajar a Turquía para ese encuentro fue algo mágico. Ese día se vivía en el grupo mucho nerviosismo y excitación; mientras aguardábamos su llegada, la intensidad de nuestras emociones iba en aumento.
Su entrada fue triunfal, obviamente, no podía ser de otra manera: estaba tan guapo, vestido todo de azul, sonriente y feliz. Vi a un joven muy alto, muy delgado, muy carismático, muy encantador. Nos miró como abrazándonos y se sentó en un sillón frente a todos. Yo quedé justo enfrente de él, separados por una pequeña mesa de centro, tan cerca que casi podía tocarlo, parecía irreal.
Cuando llegó mi momento de hablarle me presenté: quién era yo, de dónde venía, que había escrito un breve cuento inspirado en los ojos negros de Omar Demir de la teleserie turca Kara Para Aşk y una novela romántica basada en los terribles ataques terroristas que enlutaron a nuestros dos países, Argentina y Turquía, quedando muy asombrado mientras me escuchaba atentamente. Sé que es una persona muy culta y que lee mucho y quizá pueda lograr la traducción al turco y así se lo manifesté.
También le obsequié el cuento “Ojos Negros”, a lo que él me preguntó si estaba en turco, contesté afirmativamente y que había tardado más de año y medio en conseguir quien lo tradujera en su idioma, su risa se escuchó ante mi comentario. Todos sabemos qué difícil es el idioma turco para quienes no lo platican.
Toda esta conversación era traducida por un intérprete, Hasan Yilmaz, porque Engin hablaba en turco y yo en español.
Y así fue la breve conversación que tuve con él.
Luego llegó el momento de entregarle los regalos que cada una llevaba para él. De mi parte le obsequié un llavero de plata con sus iniciales y en el reverso la fecha de su cumpleaños número 36 y de parte del grupo argentino, Akyürek Latino Fans, un portarretrato de alpaca y asta de ciervo (ambos presentes fueron fabricados por un orfebre muy reconocido en mi ciudad).
Posteriormente fue el festejo de su cumpleaños donde Engin sopló las velas y cortó la torta que compramos para él, luego los miembros de la Fundación Darüşşafaka y su presidente le entregaron un certificado honorífico por su labor solidaria.
Si fui feliz a ese encuentro, puedo decir que volví radiante porque otro de mis sueños se había hecho realidad.
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